Periodista deportivo con algunos años en el negocio. Le pego con las dos piernas y no me caigo, diría que parezco mas un muñeco de futbolín. Soy hincha del equipo que mejor juegue y adicto al fútbol en todas sus presentaciones. Burlo a la barrera y le hago un gol a Twitter en mi cuenta @ROMULOBARCOS
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jueves 15 de marzo 2018

Cuando se caiga el wifi

Rómulo Barcos

Cómo cambió el mundo con la tecnología, o debería escribir cómo cambió mi mundo con la tecnología. Yo, nacido en la época de los televisores en blanco y negro con patas, las radio-series de Tres Patines y los discos de vinilo, cada vez que me levanto de la cama y busco por inercia el diario que antes llegaba a las 7 de la mañana con el voceador a la puerta de mi casa, recuerdo que ahora mi familia ya no gasta en papel porque paga caro por el internet banda ancha y, por ese medio, nos llega el diario que ahora es permanente porque se actualiza de acuerdo al movimiento noticioso del día.


Años atrás en la casa paterna, cuando llegaban las visitas, se divertían revisando viejas fotos familiares acumuladas en grandes álbumes que se apilaban en la mesa de centro; hoy los visitantes ya no espían nuestra intimidad pues nuestras fotos están acumuladas en la memoria del celular inteligente de última generación o publicadas de manera hasta imprudente en Instagram, donde todos nos enteramos de la vida de todos. Si la familia es generosa y tiene gusto por lo moderno, las imágenes estarán guardadas en un portarretrato electrónico que las expone una tras otra de manera aleatoria.

La tecnología le está quitando el gusto a la vida.

Los chicos ya no disfrutan jugar al fútbol con lluvia en la cancha del barrio, ahora se reúnen para jugarlo en la consola de play station o se conectan vía bluetooh para disfrutarlo en línea; los adolescentes olvidaron lo que es conversar de todo mirándose a los ojos con los panas y ahora charlan largamente por medio de Skype o por video en Instagram.

El bello arte de conversar entre nosotros e inventar historias, una más absurda que otra, está muriendo.


Nuestros padres y abuelos castigaban las incorrecciones juveniles con el cinturón más grueso del closet; hoy los padres modernos lo hacen bloqueando las consolas, celulares y demás accesorios electrónicos con el control parental para impedir los juegos de video.

La modernidad llegó incluso al medio bursátil.

La moneda normal de transferencia ya no solo es el dólar o el euro, hace pocos días atrás en el fútbol turco se dio la primera trasferencia de un jugador utilizando criptomonedas o dicho de otra manera dinero virtual, el reconocido bitcoin.

Mi generación periodística creció leyendo publicaciones europeas y la desaparecida revista El Gráfico o esperando los aviones de Aerolíneas Argentinas para recibir El Clarín de dos días atrás y así enterarnos de los resultados del fútbol gaucho y sobre todo leer crónicas y reportajes, ahora los polluelos de periodistas se instruyen leyendo noticias en internet en tiempo real.

Mi Sanyo de onda corta me permitía escuchar las radios extranjeras
dependiendo del estado del tiempo para gozar de buena o mala señal que iba y venía de acuerdo a la extensión de la antena del receptor; ahora TuneIn nos facilita la vida y nos pone en la palma de la mano todas las radios mundiales.


Temo que en cualquier momento las personas ya no asistan al estadio a disfrutar del fútbol in situ pues los televisores curve con tecnología 4k y ultra definición harán de nuestra cotidianidad una realidad mucho más sedentaria de lo que ya es.

La tecnología llegó en forma de video al fútbol activo en cancha, se llama VAR.

La bendita tecnología nos permite robar y ser robados pues ahora, cual pillo cibernético
, me esmero en investigar qué cuenta de Facebook me permitirá el fin de semana ver 'pirateado' el partido atractivo de la fecha, pues mi operadora de cable que llega a casa vía fibra óptica sigue aplicándome el cojudómetro y me responde en atención al cliente que sí ofrecerá fútbol este año, aunque ya pasaron dos meses y me cobra puntual por un plan que no está completo pues aún no disfruto de la actividad futbolera criolla. En definitiva mi operadora me chorea mensualmente y de manera electrónica pues debita el valor total de mi cuenta automáticamente y sin descuentos.

Escribo esta reseña para BENDITO FÚTBOL desde mi moderna tablet Lenovo pues mi vieja máquina de escribir Olympia ahora solo me sirve como pisapapeles. Si no me adapto me condeno y seré excomulgado por la sociedad pues ahora ya no se puede protestar frunciendo el ceño, se envía un emoticón; ya no se puede celebrar mostrando la dentadura, ahora se escribe jajaja.


En todo caso, y como buen rebelde para no perder la costumbre, sigo consultando cada cierto tiempo la información que guardo celosamente en mis numerosas libretas de apuntes coleccionadas con celo y esmero, allí encuentro alineaciones, resultados, convocatorias, curiosidades, todo anotado con esferográfico azul y rojo y pestañitas multicolor como señalética útil.

Estas notas al fin y al cabo no se borrarán nunca y estarán allí para mi consumo cuando se caiga el wifi.