Periodista deportivo con algunos años en el negocio. Le pego con las dos piernas y no me caigo, diría que parezco mas un muñeco de futbolín. Soy hincha del equipo que mejor juegue y adicto al fútbol en todas sus presentaciones. Burlo a la barrera y le hago un gol a Twitter en mi cuenta @ROMULOBARCOS
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martes 03 de abril 2018

El tío Carlos

Rómulo Barcos
Opinión (O)
Twitter: @ROMULOBARCOS

Existe en la familia el inefable Carlos Alberto, un tío próspero, ricachón, adulador, generoso y bonachón a más no poder. Ya treintañero no tenía esposa ni cargas, por lo que toda su atención se centraba en sus tres sobrinos favoritos. Todos los chicos de la familia lo queríamos mucho y él a nosotros.


Cuando llegaba a casa de visita siempre lo hacía cargado de regalos y mimos; ya siendo adolescentes cumplía nuestros mínimos caprichos y siendo adultos fue quien costeó los estudios de medicina de mi hermana, de chef de mi hermano mayor y pagó la garantía de 3 millones de sucres que yo necesitaba para ingresar a la escuela de pilotos de combate de la FAE.

Está por demás indicar que la dichosa garantía se perdió pues preferí la escuela de periodismo a la escuela de aviación del Ejército, pero esa historia de mi vida será contada en otro escrito. El querido tío Carlos asumió su rol de papá putativo y no descuidó ningún detalle de nuestro crecimiento, alimentación, vestimenta y educación.

Le decíamos tío pero ahora que soy adulto y reviso mi vida creo que fuimos injustos con él pues debimos decirle papá. Nunca se nos ocurrió pensar qué haríamos en el momento en que el tío Carlos faltara en nuestras vidas. Y llegó ese momento.


Recuerdo claramente la escena pues ya siendo adolescente y habiendo viajado a Punta Blanca con él para disfrutar de un feriado, el pariente en mención fue flechado salvajemente por una hermosa gringa que visitaba la Ruta del Sol y que le coqueteó descaradamente desde su silla de playa.

El tío solterón sucumbió a sus encantos y luego de varios meses de idas y vueltas se casó con ella en Los Ángeles, de donde nunca más volvió.
Las últimas remesas desde USA permitieron alcanzar nuestras metas académicas y recordar entre suspiros al querido y generoso familiar.

Ahora somos profesionales y personas de bien gracias a las atenciones y cuidados del siempre recordado tío Carlos. No imaginan ustedes cuánto extrañamos su presencia.


Una de esas noches porteñas, mientras abrazaba mi almohada y contaba ovejas para llamar el sueño, vino a mi mente la situación que vive el Ecuador futbolístico, lleno de chismes, celos, ambiciones, envidias e ingratitudes. En nuestro amado país existe la mala costumbre de no reconocer virtudes del prójimo y restarle brillo a todo logro ajeno y la pésima costumbre de hacerlo cuando el gestor de los hechos ya partió al infinito y más allá.

¿Sabían ustedes que a nivel futbolístico dirigencial actualmente en el Ecuador también existe un tío Carlos que atiende a 24 sobrinos exigentes?

Es cuestión de hacer memoria y revisar antecedentes para darnos cuenta que ese personaje es Carlos Villacis Naranjo, el presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol.

Hagamos historia.

Los clubes no estaban satisfechos con lo recibido en los últimos años pues consideraban que los valores por derechos de TV debían ser mejorados.


Apareció el tío, revalorizó el campeonato nacional negociando con la empresa uruguaya GolTV, que compró los derechos pagando generosamente y dejando satisfechos a los 24 sobrinos; así el déficit de los clubes quedó resuelto pues de los 22 millones de dólares asegurados como base más un incremento del 5% anual también, se consiguió que la variable sea del 75 % a favor de los clubes gane o pierda GolTV.

Luego protestaron ácidamente las asociaciones provinciales argumentando discriminación económica, nuevamente el tío frotó la lámpara y utilizó sus contactos uruguayos para conseguir los valores faltantes, alrededor de un USD 1,2 millones.

Se calcula que la ganancia bruta de los clubes en los 10 años de contrato con la televisora uruguaya rondaría los USD 500 millones, una cifra escalofriante.

El fracaso futbolístico de Ecuador en las pasadas eliminatorias fue aprovechado por los enemigos que siempre genera el poder y le dispararon fuego cruzado al tío, este eludió con habilidad los dardos y continuó en la Presidencia esgrimiendo su pericia para manejar cifras millonarias y audacia para los negocios generados por su alto cargo.


Cuando la FIFA entregó el aporte para el primer proyecto Goal para la sede de la FEF en Guayaquil, el tío fue el encargado de vigilar la correcta inversión del donativo; el resultado: un edificio del primer mundo construido con bajo presupuesto a base de regateo en compra de ofertas y remate de materiales y acabados.

La eficaz y celosa administración que hizo Carlos del dinero donado motivó a FIFA a entregar aportes millonarios para cuatro proyectos Goal más. Con ellos se mejoró notablemente la infraestructura del fútbol ecuatoriano.

En este recuento de la gestión del tío falta aún la cereza del postre: la venta de los derechos audiovisuales de las próximas eliminatorias sudamericanas para el mundial de Qatar que ya prepara la FEF y que superará en mucho los ingresos económicos logrados en la eliminatoria pasada, así la Federación quedará con un muy buen respaldo económico luego de esta futura negociación millonaria.

Sin duda la habilidad para manejar números es la característica de Carlos Villacís, su participación al más alto nivel bursátil y bancario de Guayaquil le brinda la habilidad y sagacidad para el exitoso manejo económico de la entidad que preside.

En algún momento y luego de algunos años, cuando ya no participe del mundillo dirigencial futbolero, muchos recordarán su habilidad negociadora, lo extrañarán y preguntarán por el tío Carlos.