Periodista deportivo con algunos años en el negocio. Le pego con las dos piernas y no me caigo, diría que parezco mas un muñeco de futbolín. Soy hincha del equipo que mejor juegue y adicto al fútbol en todas sus presentaciones. Burlo a la barrera y le hago un gol a Twitter en mi cuenta @ROMULOBARCOS
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viernes 16 de marzo 2018

En el fútbol, que hable la razón y no el corazón

Rómulo Barcos
Opinión (O)
Twitter: @ROMULOBARCOS

En una semana muy ajetreada por la cantidad de fútbol que nos tocó disfrutar, en el marco de Copa Libertadores de América Emelec cayó derrotado 1-2 como local ante Flamengo de Brasil, un resultado adverso que generó una cantidad enorme de reacciones de todos los colores y sabores.


Los viejos maestros que marcaron mi senda profesional me enseñaron que es mala palabra en este negocio exponer al aire querencias, preferencias, afectos, simpatías y demás. En circunstancias comprometidas, este tipo de sentimientos suelen ser muy malos consejeros.

Actualmente e influenciados muchas veces por las corrientes periodísticas rioplatenses, tan en boga en los últimos tiempos, muchos de nuestros 'comunicadores' se ponen la camiseta de su club favorito, exponen orgullosos su preferencia y la defienden a ultranza durante las transmisiones o en los programas que realizan cotidianamente.

Esta situación tan particular suele confundir al oyente, televidente o lector pues no define cómo tomar el análisis del comunicador. ¿Lo emite un periodista profesional o lo expone un hincha con micrófono?
Al periodista profesional le cree la mayoría pues considera que su preparación académica sumada a su aparente neutralidad y equilibrio lo califica como idóneo para exponer y analizar.


El hincha con micrófono pierde credibilidad pues su opinión muchas veces sesgada tiende a beneficiar los intereses del club de su preferencia mintiendo u ocultando la realidad de los hechos. Un consejo gratuito para esta categoría de informadores: ahora con la televisión satelital en HD y 4K ya no se puede engañar a la gente como ocurría en años pasados, cuando esta tecnología visual no llegaba tan agresivamente a nuestras vidas.

Esta incómoda situación la experimenté hace poco a propósito de la transmisión radial del partido entre Emelec y Flamengo. El ‘Mengao’ brindó en el Capwell una gran exposición futbolística, superando ampliamente a su rival, agradando a la vista de los amantes del fútbol bien jugado y cumpliendo con todas las expectativas del público que copó los graderíos del estadio guayaquileño y que esperaba una exposición futbolera acorde a la fama de los herederos del rey Pelé.

Sin embargo y para sorpresa de tirios y troyanos, para un sector de la prensa, sin duda aquella calificada como ‘periohinchas’, el partido lo perdió Emelec por participación directa del juez paraguayo que, según ellos, con su mal accionar y erradas decisiones conspiró para la derrota final del cuadro azul. Nada más alejado de la verdad, ecuanimidad e imparcialidad periodística.


El público no merece que le mientan, merece un análisis periodístico real que señale las diferencias entre un equipo y otro y destaque sin pasión la categoría de jugadores de clase internacional que marcan su calidad en base al precio a la venta que los acompaña en el gran mercado global de piernas.

A un tal Vinicius José Paixao de Oliveira Júnior, más conocido como Vinicius Júnior, con 17 años de edad, cotizado y vendido al Real Madrid en USD 60 millones, solo le bastaron 15 minutos para demostrar en cancha su fama y exquisita calidad individual marcando dos goles de gran factura y desequilibrando la balanza ante un rival sin reacción.

Esa es la verdad y la correcta lectura del partido copero. Del árbitro paraguayo solo recuerdo el enorme error al no sancionar una mano en el área de Jorge Guagua que seguramente marcaba diferencias en el marcador mucho más temprano.

Sin duda el resultado negativo en cancha y el baño de verdad implementado por la prensa seria le servirá a Emelec para corregir el rumbo en el torneo internacional y ahuyentará por algún tiempo a los ‘periohinchas’ al sentirse descubiertos y develados.

Cuando hago un balance de mi carrera y recuerdo las lecciones de mis viejos maestros, debo rememorar de manera obligatoria el reiterado consejo de don Petronio Salazar, con quien me tocó compartir programa radial durante 26 años: "Rómulo, cuando hable de fútbol y analice al equipo del cual usted es o fue hincha, que hable la razón y no el corazón".