Lo que otros callan por temor o timidez, aquí se lo dice sin anestesia. Es comentarista de fútbol de EL COMERCIO. Síguelo en Twitter: @guapodelabarra
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jueves 06 de octubre 2016

Cinco lecciones que nos deja la paliza de Ecuador a Chile

Alejandro Ribadeneira
@guapodelabarra

El refrescante triunfo de la Tricolor sobre el bicampeón de América merece unas reflexiones urgentes:


1. No fue la altitud

Gustavo Quinteros ha sido el entrenador que más ha hablado de la altitud de Quito y generó, por su poco tacto y escaso sentido autocrítico, que se cuestionara la idoneidad del Olímpico Atahualpa como sede de eliminatorias. Pero una vez más queda claro que este factor geográfico no es determinante. Antes, Noboa quedaba exhausto. Esta vez, con el jugador correcto a su lado (y el sistema correcto en la cancha), Noboa desplegó su habitual fuerza. Y conste que Noboa hizo el mismo recorrido de siempre desde Rusia hasta Ecuador. Lo mismo pasó con el resto de jugadores. Brasil ganó en Quito (y llevó de la manito a Ecuador) gracias a su detallado plan de preparación. Solo el trabajo otorga triunfos. Puede ser que en un cotejo realmente exista una cadena de desgracias y mala suerte, pero no en un proceso de largo aliento.

2. No fue la Emelección

Esta vez el entrenador utilizó a jugadores que sí son titulares en sus equipos o que al menos llegan bien físicamente. Siempre hay un jugador que, aunque no es titular en su club, aporta algo especial que busca el entrenador de selección. Pero es una excepción. Quinteros se había llenado de suplentes, lo cual restaba competitividad al equipo. Ante Chile, los tricolores fueron contundentes, algo que solo se logra con futbolistas de primera línea.

3. La voz del pueblo…

…es la voz de Dios. Quinteros debe reconocer que perdió el tiempo en confiar por mucho en determinados jugadores mientras marginaba a otros que, ¡todos lo veían!, eran los que pedía el pueblo. Era increíble que los jugadores de Independiente del Valle no fueran considerados cuando el equipo estaba en plena campaña histórica por la Libertadores. O que Fidel Martínez estuviera sentado en lugar del eterno gambeteador. Hay que escuchar a la gente.

4. Un recambio necesario

Lo ocurrido ante Chile también da razón a todos los que pedían, ¡rogaban!, por un recambio. Ya fue enfermizo que se extendiera la vida útil del gran Walter Ayoví. Ya era tozudez que se insistiera en elementos que no encajan en la habitual dinámica de la Tricolor, como Gruezo. Ya era casi diabólico que se convocara a Orejuela o el Cunti Mina para luego no tenerlos ni en la banca durante los partidos. Es verdad que Chile resultó un rival más bien decepcionante y quizás estamos ante un espejismo, pero de todos modos ocurrió algo milagroso: apareció un equipo titular fresco, que combina la potencia y talento de valores como Orejuela y Ramírez con la experiencia de estrellas vigentes como Toño y Noboa. Quizás la Hormiga puede estar sobrando, pero ya está el equipo. Es una gran ganancia.

5. El diabólico

De todos modos, el entrenador no deja su toque de maldad. Esta vez, convocó al ‘Pony’ Oyola e ilusionó a los hinchas de BSC, pero no lo puso ni siquiera para los últimos minutos. ¡Qué malvado es Quinteros!