Periodista formado en Grupo El Comercio y Bendito Fútbol. Comunicador social de coincidencia. Las casualidades de la vida me llevaron al fútbol y ahora me muevo en el área chica del mundo digital y las crónicas insensatas. Me apasiona hablar de lo que a nadie le gusta.
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lunes 08 de mayo 2017

El desastre del fútbol quiteño

Rodrigo Martínez

Seis años después de una década exitosa en la que los planteles capitalinos acumularon nueve títulos nacionales y cuatro copas internacionales (gracias a LDU), el fútbol de Quito se dilata en un lento trayecto hacia la infamia.


Más allá de las exitosas campañas de Barcelona SC y Emelec durante el último lustro, la competividad quiteña ha caído a niveles tan penosos, que ni siquiera la altura de la ciudad resulta una ventaja. Es incómodo mirar que los clubes más representativos, con copas internacionales y britricampeonatos, ahora se ahoguen en la intrascendencia y batallen en la tabla baja por no marcharse a la Serie B.


En lo que va del 2017, El Nacional no ha ganado ni un solo partido de local y Liga de Quito apenas alcanzó un triunfo en los seis cotejos que jugó en la Casa Blanca. Equipos como Deportivo Cuenca, Delfín, Macará e incluso River Ecuador perdieron el temor de antaño a Quito y obtuvieron puntos en sus visitas a la capital de manera sencilla. 

Ni albos ni militares enderezan sus problemas futbolísticos y su destino parece encaminado a que uno de ellos jugará en la Serie B en el 2018. Desatinos dirigenciales, problemáticas contrataciones, líos económicos y hasta ciertas disputas innecesarias con las barras bravas arrastran al Quito futbolístico hacia el ostracismo y la bipolaridad de un torneo dominado por las estrellas amarillas y azules.

Liga de Quito no tiene el peso que ganó en la Copa Libertadores y ha sumado una serie de desatinos futbolísticos durante cinco temporadas. La directiva -acostumbrada a recibir elogios de periodistas mermeleros- llegó tarde a su etapa de autocrítica y quizá sea esta debacle la que devenga en el final del esplendor embriagador del Rey de Copas. Albos: a soportar la resaca.

El Nacional tiene un panorama más complicado. Sin su liderazgo en las divisiones formativas y una dirigencia que busca más culpables en el periodismo deportivo que en sus propias decisiones, el descenso parecería una condena anticipada para un equipo que no volvió a ser protagonista ni a sacar grandes jugadores sin los aportes obligatorios del ejército. ¿Será la hora de devolver el poder a los civiles?

Dirán algunos que existen más equipos en Quito, pero el panorama no se transforma. Universidad Católica seguirá en la media tabla y la Copa Sudamericana, el Aucas no ascenderá de la Serie B y el Deportivo Quito seguirá algunos años en la Segunda Categoría hasta pagar todas las deudas que le costaron sus títulos. Triste, pero real.