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miércoles 29 de marzo 2017

Los caprichos de Gustavo Quinteros

Jonathan Machado

Los dos últimos partidos de la selección ecuatoriana, ante Paraguay y Colombia, dejaron resultados desastrosos y preocupantes para el futuro del equipo que busca llegar al Mundial Rusia 2018.


Sin duda, el gran responsable es el entrenador Gustavo Quinteros. Aún recuerdo la victoria ante Argentina en Buenos Aires y escuchar que el entrenador nacional era la nueva eminencia del fútbol.

Esa victoria, a esta altura, parecería que fue uno de los peores resultados porque desde ese día Quinteros se subió a una nube y hasta ahora no se baja.

Si bien se puede decir que los jugadores citados son los que deben estar (posiblemente con excepción de Junior Sornoza, Michael Arroyo y Juan Cazares) es él quien debe poner a los jugadores que tienen mejor nivel y no a aquellos que han dejado en claro que cuando se ponen la camiseta ecuatoriana no aportan a las necesidades del equipo.

¿Hasta cuándo tenemos que ver a Juan Carlos Paredes, Miller Bolaños, Walter Ayoví y Enner Valencia en la selección?

Quinteros se aferra a ellos en lugar de alinear a jugadores que tienen actividad en sus clubes y que pueden darle una nueva cara a la selección. Asumo que por eso convocó a Marcos Caicedo, Ángel Mena o el Gabriel Cortez. ¿O solo los convoca para que ingresen en los últimos minutos y no tengan tiempo de revertir un resultado en contra?

En el partido ante los paraguayos, el entrenador fracasó en la lectura del partido. Con el resultado en contra no supo reaccionar y espero al minuto 86 y 87 (¡¡¡sí, a 3 minutos del final!!!) para ingresar a Jefferson Montero y Ángel Mena.

¿Qué pueden hacer en tan poco tiempo? Nuestros jugadores no son Messi o Neymar como para esperar que den vuelta un marcador en 5 minutos.

Ante Colombia, puso a Mario Pineida por la banda derecha, a Matías Oyola junto a Jefferson Orejuela y a Mena de volante por izquierda. Los errores son claros: Pineida juega de lateral por izquierda en Barcelona y por ese lado llegaron los goles, y Mena no encontró socios de juego y fracasó en la cancha.

Las palabras de Quinteros en las dos ruedas de prensa se limitaron a decir lo que sabemos: el rival aprovechó nuestros errores, me voy molesto por los goles que nos hicieron, los otros equipos no nos superaron y hay que pensar en el siguiente encuentro, que dicho sea de paso es muy complicado, ya que nos enfrentamos ante nada más y nada menos que Brasil.

A los caprichos de Quinteros hay que sumar el paupérrimo nivel de los jugadores. Bolaños y E. Valencia y Paredes han demostrado hasta el cansancio que no tienen condiciones para estar en la selección, a pesar de estar en ligas competitivas.

El caso de W. Ayoví pasa por la edad. A sus 37 años ya no tiene la velocidad para llegar con profundidad al área rival y levantar buenos centros o regresar ordenadamente a cerrar la última línea. A pesar de esto, hay ocasiones que realiza buenos partidos, pero es hora de encontrar el reemplazante.

Christian Noboa mostró un nivel inferior del que muestra en el Rostov, Jefferson Orejuela no termina de acoplarse en la mitad de la cancha, Felipe Caicedo es intermitente en el ataque, Arturo Mina y Luis Caicedo no brindan la seguridad que se necesita en el área, y para terminar, no tenemos arquero. Esteban Dreer tuvo la culpa en los últimos cuatro, Alexander Domínguez no juega en su equipo y Máximo Banguera no tiene nivel de selección. Ese es un gran, gran, gran problema de la selección.

Restan seis meses para ir a Brasil y recibir a Perú. Lo que se espera es que el técnico deje sus caprichos y arrogancia y que busque alternativas para mejorar el nivel de la selección y tratar de clasificar al Mundial. Si esto no ocurre habrá que pensar en un reemplazante para el banco ecuatoriano.