De izquierda a derecha: Vanesa Mantilla, Lourdes Salazar, Roberto Garcés (padre), Viviana Garcés, Nicolás Garcés y Roberto ‘Gatito’ Garcés.

De izquierda a derecha: Vanesa Mantilla, Lourdes Salazar, Roberto Garcés (padre), Viviana Garcés, Nicolás Garcés y Roberto ‘Gatito’ Garcés.

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2 de enero de 2018 13:09

Roberto Garcés rechazó el triple de sueldo para quedarse en El Nacional

David Paredes

En la casa de los padres de Roberto Garcés, en el popular barrio de la Pío XII en Quito, nadie llama al mediocampista de El Nacional con su primer nombre. En la mesa, sus progenitores y hermanos le dicen ‘Gato’ o Daniel. Quieren evitar confusiones, porque su padre también se llama Roberto.


​Además del nombre y del apellido, también los une el amor por el ‘Rojo’. Don Roberto fue quien les inculcó la pasión por la camiseta. Como en toda familia futbolera, el duro del hogar llevó a sus hijos al estadio para que conocieran de cerca la pasión del ‘Rey de los Deportes’, pero sobre todo, para que se enamoren de los puros criollos.


“Anécdotas como hinchas hay un montón.
Recuerdo que a mis hijos los llevé bien pequeñitos a disfrutar el fútbol. Eso sí, con preferencia por los partidos de El Nacional. Ahora que lo veo defender al ‘Gato’ esos colores, siento satisfacción. Lo veo realizando un sueño que tenía de pequeño”, cuenta su padre.


La unión familiar fue una de las causantes para que Garcés se quedara en el equipo de sus amores. El ‘Gatito’ le confesó a este medio que rechazó propuestas que triplicaban lo que le ofrecía la dirigencia criolla.


Habló con Barcelona SC, pero la idea de separarse de sus papis le hizo meter marcha atrás a las negociaciones. Él visita todas las tardes la casa donde creció y aprendió a jugar fútbol.

“Hubo propuestas económicas bien importantes para el ‘Gato’. Barcelona le ofrecía tres veces más que acá. Pero la idea de separarnos no nos agradó tanto. Nosotros compartimos mucho con nuestro nieto Nicolás y no verlo crecer hubiera sido muy duro para su mami y para mí”, dijo Don Roberto.


Además, la pasión que siente por el club no tiene límite. En su casa, en Llano Chico, guarda una camiseta del ‘Nacho’ de la temporada 2006. Esa prenda es una verdadera joya, porque fue un obsequio familiar. Además, es la túnica que usaron los últimos criollos campeones.


“Ya no me queda la camiseta, pero la guardo con mucho cariño. Como buen hincha, ese tipo de prendas hay que conservarlas. Son históricas”, dice el Gatito, quien recuerda haber llorado cuando Barcelona le ganó 2-1 a su equipo en el torneo Apertura del 2005. Ese día, el ‘Bitri’ perdió su chance de jugar la final ante la Liga de Quito.


Doña Lourdes, su mami, recuerda las caras largas de sus guaguas cuando El ‘Nachito’ perdía. El golpe más doloroso fue el del Atlé­tico Tucumán. El cuadro argentino les sorprendió a los criollos en el Atahualpa.


“Esa derrota fue difícil de asimilar para la familia. Primero, porque nuestro equipo volvía a la Copa Libertadores y después, porque vimos a nuestro hijo derrotado ante un estadio repleto”, asegura Don Roberto y lo confirma Doña Lourdes. En la casa del Gatito, la única que no se pone la roja es Vanesa Mantilla (su esposa). Ella es aficionada del Aucas. Incluso, fue en ese club donde se conocieron en el 2015.


“Soy la única que no me pongo la de El Nacional, pero voy siempre al estadio a verlo. Sufro cuando pierde el equipo y disfruto cuando gana”, dice Vanesa.


Como anécdota, la primera camiseta que recibió de guagüito no fue precisamente la roja o la gris de los puros criollos, sino la blanca de Liga de Quito. Se la obsequió su padre ante la insistencia del guagua de tener un uniforme oficial de fútbol.


“Entramos al almacén a buscar la del ‘Nacho’ y no la encontramos. Tocó darle de la Liga”, dice sonriendo su padre. Su hermano Pablo también jugó fútbol en el barrio, pero él tuvo un destino distinto, pero bien ligado al cuadro de sus amores. Se hizo militar y además, es socio activo del club.


Tito Manjarrez, presidente del club, es de los más satisfechos. Dice que los dos hijos mayores de la familia Garcés Salazar juegan en su equipo. Uno, defendiendo a la patria en el frente de batalla y el otro con sus goles y su juego en el Atahualpa. 


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