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Real Madrid y Atlético: dos maneras de vivir el fútbol

Alberto Bravo,

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El duelo del 24 de mayo entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid por la final de la Liga de Campeones es un partido en el que se expondrán los numerosos contrastes que ofrecen uno y otro equipo. Dos maneras de entender el fútbol y, quizás, la vida.

 DPA, desde Madrid

Lisboa será la sede de la mayor fiesta del fútbol madrileño. Nunca antes hubo una final de la Liga de Campeones con dos equipos de la misma ciudad. Ni Londres, ni Milán, ni Manchester, con clubes de heráldica, han tenido los honores que se ha ganado Madrid. Mostrará sus palios, sus colores, en peregrinación a Lisboa, el 24 de mayo, pero para sus aficionados será como pegrinar de Madrid al cielo, describió este 1 de mayo el diario El Mundo.

Y en el caso de Real y Atlético, pocas veces coincidirán en un campo tantas diferencias. No es sorpresa que el Real Madrid haya accedido a la final de la Liga de Campeones, pues siempre es uno de los favoritos. Lo que sí sorprende es que hayan pasado 12 años desde la última vez.

Pero más notorio es el caso del Atlético, que regresa a una final de la Copa de Europa 40 años después de la anterior y que fue la única hasta ahora. Nunca antes en la historia del torneo un equipo tardó tanto en regresar a una final.

Buena parte de la diferencia de oportunidades tiene que ver con el distinto presupuesto que maneja uno y otro club. Mientras el Real Madrid se mueve por los 500 millones de euros anuales (693 millones de dólares), el Atlético sobrevive con tres veces menos. Por eso, entre otras razones, el Real Madrid no tiene inconveniente en gastar cada año más de 100 millones de euros en fichajes y el Atlético se ve obligado a vender al final de cada temporada a alguna de sus estrellas.

Sin embargo, el fútbol no siempre atiende a las matemáticas y a las finanzas -por mucha influencia que éstas puedan tener- y el Atlético de Madrid aparece ahora como serio candidato a ganar la Liga española y la Liga de Campeones.

No son sólo diferencias económicas lo que separa a uno y otro conjunto. También está el perfil sociológico de sus aficionados y la forma de entender el fútbol. El Real Madrid tiene su sede en el Paseo de la Castellana, zona exclusiva de la capital española donde comprar un simple apartamento de un dormitorio suele costar más de 300.000 euros (416.000 dólares).

En cambio, el Atlético creció a orillas del río Manzanares, en el sur de Madrid, zona tradicionalmente obrera y foco de inmigrantes. El Santiago Bernabéu es a menudo comparado con una ópera por el silencio de su hinchada y su alta exigencia. El club tampoco se esfuerza mucho en desmentir tal apreciación y antes de cada encuentro pone a todo volumen Vincere (venceré), cantada por Luciano Pavarotti.

Muy diferente es el ambiente que se registra en el Vicente Calderón, uno de los campos más 'calientes' de España. Antes de empezar cada encuentro, la hinchada interpreta el himno sin la necesidad de megafonía ni otros acompañamientos de la voz. Y por lo general la afición no para de cantar en todo el encuentro, y más en estos tiempos de victorias.

Tampoco permite muchas comparaciones lo que ocurre con sus dirigentes. Mientras Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, es elusivo con la prensa, el mandatario rojiblanco, Enrique Cerezo, es completamente expansivo y uno de los dirigentes más bromistas del fútbol español.

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Igual ocurre con el aspecto de los jugadores. Mientras los futbolistas del Real Madrid aprecen con peinados y vestuario según la moda, los atléticos prestan menos atención a esas cosas y en lo estético solo compiten con los blancos en número de tatuajes.

En cuestión de pendientes, ganan claramente los jugadores del Real Madrid. Así, poco tienen en común el blanco Cristiano Ronaldo con el rojiblanco Diego Costa, más allá de que ambos marquen muchos goles y sean estrellas de sus respectivos equipos.

Los entrenadores actuales también son un fiel reflejo de las dos personalidades diferentes que poseen ambos clubes. Tras el terremoto de José Mourinho, el Real Madrid regresó a sus orígentes con el italiano Carlo Ancelotti, quien apenas se salió del guión tras obtener la clasificación a la final. Estamos muy contentos, fue una de sus frases más efusivas.

Diego Simeone es muy diferente en el banquillo atlético. El argentino se sitúa lo más cerca que puede estar un entrenador de ser un hincha, como demostró en el campo del Chelsea al recorrer toda la banda con los brazos en alto para festejar un gol.

Tras obtener el pase a la final, Simeone concluyó la rueda de prensa así: Ah, y hay algo que quería decir: agradecerle a las mamás de estos jugadores porque los hicieron con unos huevos así de grandes. Una frase impensable en el caso de Ancelotti.

Ahora ambos clubes aparecen unidos por una misma ciudad, que es Lisboa, y un mismo sueño, que es la Liga de Campeones. Sería la décima para el Real Madrid y la primera para el Atlético. Hasta en eso hay contrastes.