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El circo en el partido de Barcelona e Independiente

Mauricio Bayas,

EL LIMOSNERO

El primer fósforo para el bochornoso partido entre Independiente del Valle y Barcelona, en el estadio de Sangolquí, se lo prendió en la designación de Vinicio Espinel como árbitro central de un partido muy bravo. ¿Porqué no asignaron al mundialista Carlos Vera? ¿Qué méritos hizo Espinel para estar en un partido que tuvo sabor a final de Campeonato?

 @maobayas

Los futbolistas ya saben qué personalidad tienen los árbitros y Máximo Banguera, golero de Barcelona, fue el que regó la gasolina para el escándaloso incendio en el estadio de Rumiñahui.

Los siete minutos que Banguera se comió fingiendo una supuesta dolencia fueron una payasada innecesaria. Él y solo él fue el culpable de todo lo que pasó después. Barcelona sí tenía recursos futbolísticos para enfrentarse a su rival directo en la lucha por ir a la final. Así suene a victimización de Barcelona, Espinel estuvo acertado en la expulsión. Sin embargo, se equivocó al hacerlo sin estar claro por qué mostraba la segunda tarjeta amarilla en la mitad de la cancha. Nadie entendió eso y descontroló a los propios amarillos.

La expulsión de Damián Lanza, guardameta suplente, también tendrá justificaciones. Qué Lanza argumente que no dijo ni tampoco hizo nada es tan fingido cómo la lesión de Banguera. La imagen de Lanza descontrolado, como en pelea de calle, es criticable por todo lado.

Los jugadores de Independiente del Valle u200etambién se metieron a la candela de gana. Pablo Repetto, el DT, en lugar de retirar a sus pupilos entró a discutir. ¿Qué tenían qué hacer los 'Rayados' en una pelea que no era de ellos?

Espinel cometió una cadena de equivocaciones. Debió expulsar a Matías Oyola en el segundo tiempo. El volante regaló patadas, puñetes e insultos y no mereció terminar el partido. Nunca existió el penal en favor de Barcelona. No hay falta por ningún lado. Se inventó y la expulsión de Arturo Mina fue injusta.

Cuando el partido se acabó, la figura del juego por los goles, Daniel Angulo, pudo provocar otra bronca peligrosa. Decir 'brutos' a sus compañeros de Barcelona ante las cámaras de televisión u200emerece una sanción. Si no consta el insulto en el informe del árbitro será otra equivocación de Espinel. Todo un país lo vio y lo oyó.

Todavía falta el desenlace de un partido que se convirtió en un circo con la payasada de Banguera. Barcelona va a querer sacar del arbitraje a Espinel. Más allá del resultado, la chorrera de comentarios que dejará el friccionado juego queda una interrogante a debatir: ¿está capacitado el estadio de Sangolquí para albergar una final? La discusión deberá enfocarse por el eje de seguridad. No de sentimentalismos.

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