Impresionante

Impresionante imagen del Capwell en la final 2014. Foto: Archivo BF

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Crónica de tres estadios... y de ninguno

Francisco Sandoval,

EL ILUMINADO

Los aires de cambio que circulan por el Estadio Capwell, y que ya arrasaron en su totalidad con la tribuna San Martín, trajeron expectativa y emoción a la hinchada del bicampeón nacional, que cuenta los días que faltan para poder ver materializado el muy esperado anhelo de contar con un escenario deportivo amplio y moderno, a la altura del club y de su gente.

@emelec_max

Como todo en la vida, los grandes cambios exigen sacrificios iguales o mayores. Además de la nostalgia que sentimos por ver desaparecer a la última edificación sobreviviente del diseño original del Capwell, la hinchada de Emelec, particularmente aquella que asiste con regularidad a la 'Caldera', se ve obligada, en nombre de su lealtad al equipo, a soportar el desarraigo provocado por tener que alentarlo en estadios ajenos, incluso en otras ciudades.

Pero, ¿por qué extrañamos tanto al Capwell? ¿Qué podría tener nuestro estadio que no tuvieran, por ejemplo, Los Chirijos, el Jocay o el Modelo Alberto Spencer?

Factores como la distancia a recorrer (cuando se trata de viajar a Milagro o a Manta), la infraestructura de los escenarios deportivos (recordemos que la aprobación para el uso del Jocay y de Los Chirijos estuvo en entredicho, por lo que tuvieron que ser sometidos a intensas reparaciones y modificaciones), el estado del césped (evidentemente descuidado en los 3 escenarios), los altos costos para su utilización (para alquilar el Spencer, Fedeguayas estableció tarifas y condiciones muy alejadas de lo coherente), entre otros, podrían ser mencionados como razones para la nostalgia.

Sin embargo, existe una razón mucho más poderosa, que va más allá de lo 'mundano'. Se trata de ese vínculo único entre jugadores e hinchas que, aunque está presente en todos los estadios, adquiere mucha más fuerza en un escenario con las características del Capwell, en el que la cercanía física se ha constituido, anímicamente hablando, en una auténtica ventaja para el local y en una pesadilla aún para los visitantes más rudos. Rogério Ceni, u2018Rafau2019 Márquez y otros son testigos de eso.

Y ni hablar del hecho de que resulta muy difícil para los propios jugadores 'eléctricos' entrenar en cualquiera de estos campos de juego, perdiendo así la ventaja de ser locales, de conocer su propio estadio y aprovechar sus características particulares. De cierto modo -y parafraseando al defensa Óscar Bagu00fcí- será como si ambos equipos fueran visitantes.

Al menos así será durante los primeros partidos. Después, es de esperar que todos, jugadores, cuerpo técnico e hinchas, terminaremos por acostumbrarnos a sentir como propios a estos estadios en los que Emelec sueña con cumplir una nueva campaña gloriosa en el 2015, sin dejar de contar los días hasta cuando podamos volver a nuestra casa, a nuestro viejo y nuevo Capwell.

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