Reinaldo

Reinaldo Rueda terminó su contrato con Ecuador este 25 de junio. Foto: EFE 

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El problema no se arregla despidiendo a Reinaldo Rueda

Santiago Guerrero Vinueza

Apóstol Santiago

Minuto 82 en el Maracaná. Ecuador empata con Francia pero necesita ganar. El director técnico del equipo que hace como local ordena un cambio. Entra Gabriel Achilier sale Michael Arroyo. Parece salido de un cuento pero no. La Tricolor se resigna a defender.

Para decir verdad, a esas alturas la suerte ya estaba echada. Suiza derrotaba a Honduras por 3 a 0 y Ecuador debía ganarle a un excampeón del mundo por dos tantos de diferencia. La mejor respuesta de Reinaldo Rueda fue hacer ingresar a un defensor. u00a1Que alguien explique algo por favor!

Era el partido para arriesgar, no para ser tibio. El DT en realidad planteó bien la estrategia y cuidó el cero en el arco. Guagua y Erazo jugaron como pocas veces. Pero llegó un momento en el que había que salir a matar. Daba lo mismo 0-0 que 0-3. ¿Para qué los tenía en la banca a Jaime Ayoví, Fidel Martínez, Joao Rojas y al mismo Felipe Caicedo?

El último partido de Ecuador en el Mundial de Brasil resume el paso de Reinaldo Rueda al mando de nuestra selección. El entrenador puso el mejor equipo posible, los jugadores (casi todos) dieron hasta donde pudieron y desde el banco de suplentes no hubo respuestas. Así fue.

Lo fácil ahora es pedir la cabeza del entrenador, decirle que no vuelva y caerle con todo. Pero eso no va a suceder. Aunque quisiéramos, Reinaldo Rueda no se va a ir debido a un tema político. En enero del 2015 habrá elecciones en la Ecuafútbol y Luis Chiriboga no va a traer un técnico nuevo hasta confirmar que él continúe en su cargo.

Además, la solución o el problema no están en Rueda. Él es circunstancial. La verdad es que Ecuador atraviesa una crisis maquillada por la participación de la Selección en el Mundial. El fútbol nuestro de todos los días tiene deficiencias graves en todos sus estantes. Desde Chiriboga que sigue manejando la FEF como lo hacía hace 10 o 15 años, hasta las divisiones inferiores que entrenan en canchas alquiladas y no tienen ni para las aguas.

Y en la mitad están los clubes quebrados, los que no ofrecen ni un poco de espectáculo y más bien dan pena para que los hinchas vayan al estadio. Ellos son los equipos encargados de abastecer a la Selección, de promover figuras sin necesidad de una ley que los obligue a jugar. Esos mismos clubes que se dan el lujo de no pagar sueldos por años con el aval de la Federación.

A Reinaldo Rueda se le pueden discutir muchas cosas. Principalmente su tibieza para tomar decisiones. Se puede también reclamarle decisiones tácticas, cambios mal hechos, se le puede achacar que no alcanzó a conocer al futbolista ecuatoriano. Pero también se debe destacar su honestidad. Él venía de otro medio donde lo adoraban y aceptó las circunstancias de trabajo en este país tan bipolar. Sus ojeras son producto de largas noches planificando charlas, jugadas y partidos. Él y su cuerpo técnico fueron honrados con su profesión y por eso se ganaron el respeto de los jugadores.

Pero no alcanzó para más. Rueda hizo lo que pudo, llevarnos a un Mundial y debería darse cuenta que llegó la hora del punto final. ¿Cuál línea debe seguir ahora Ecuador? Ese es motivo de otro debate, muy profundo. Lo que sí debemos exigir es que nuestro fútbol se maneje con transparencia y responsabilidad. La Selección es el último escalón de un trabajo que debe hacerse bien desde la primera grada. Debemos exigir también que vengan días mejores. No podemos ser el país del conformismo y sentirnos satisfechos con clasificar al Mundial. Estamos para más. 

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