Mario Alcocer pos con los balones que usa Independiente para los partidos y entrenamientos. Foto: DP/BF

Mario Alcocer pos con los balones que usa Independiente para los partidos y entrenamientos. Foto: DP/BF

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17 de abril de 2018 19:53

El balón es principal instrumento de los utileros en los entrenamientos

David Paredes

En un cuarto oscuro y con olor a húmedo están guardados los 40 balones de El Nacional, que son cuidados celosamente por Diego Proaño. El utilero es de esas personas que están siempre pendientes de sus herramientas.


Al ‘Chavo’, como lo conocen en el club, le toma cerca de 20 minutos revisar que las pelotas estén con la presión y el peso adecuados para que el DT Eduardo Favaro y sus pupilos puedan trabajar tranquilos.

Todas las mañanas revisa el peso de cada una. Por norma internacional, el balón debe tener entre 8 y 9 libras y una presión de 8 y 15,5 psi (libras por pulgada cuadrada).

En Tumbaco, los esféricos son el tesoro mejor cuidado. Tienen su propio espacio en la bodega de utilería. Cada tres días, son limpiados uno por uno con esponjas, jabón y harta agua. Para Proaño, su cuidado es esencial, porque debe alargarles su vida útil al menos hasta finales de la temporada y heredarlos luego a las divisiones formativas.

“El balón se guarda inflado y tiene un espacio entre nuestras cosas. Tenemos algunos aparatos que nos sirven para inflarlos y cuidarlos”, asegura el ‘Chavo’ en medio de la cancha principal del complejo de Tumbaco.

A 35,6 kilómetros de distancia, en el complejo de Chillo Jijón, Mario Alcocer -el utilero del Independiente del Valle- también se saca el aire todas las mañanas con los benditos balones. Todas las semanas los revisa, los limpia, y está pendiente que estén listitos para los entrenamientos y partidos oficiales.


“Se me pueden quedar los conos y chalecos, pero jamás los balones”, dice riendo el famoso ‘Júnior’. Él tiene algunos truquitos para saber si el esférico está en condiciones adecuadas. Con un poco de saliva puede detectar cuál es la falla.

Cuando los balones son nuevos y se desinflan solos, siempre es por culpa de las válvulas. Por eso está pendiente que todo esté en orden.
“La marca que se utiliza este año ha tenido inconvenientes. Llegan las pelotas nuevas con las válvulas dañadas y a veces toca devolverlas”, dice el utilero lamentándose.

Alcocer y Proaño cuentan con una pega especial para los balones que se pinchan. Es un líquido viscoso que se inyecta y tapa todos los orificios. Si con ese tratamiento se siguen desinflando, es porque llegó el final de esa pelotita. Los utileros hacen un informe para que les repongan los que hacen falta. Lo mismo sucede cuando se pierden.

Proaño evita que las 15 pelotas de la Copa Sudamericana y las 25 del Campeonato Nacional no se mezclen. Las tiene bien separadas e identificadas.

Alcocer siempre tiene una bomba roja a la mano por si necesita darles más aire a sus mimados. Ya le pasó un chasco en Chile y por eso no quiere que se vuelva a repetir

“En uno de nuestros primeros viajes a Chile me olvidé de llevar un compresor. Los balones siempre viajan desinflados. Unas horas antes de empezar el entrenamiento me di cuenta que se me había quedado el compresor. Tuve que llevarlos a una vulcanizadora”, dice riendo.