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Bajar las mallas del Atahualpa es una jugada política

Santiago Guerrero Vinueza

El Apóstol Santiago 

La medida de bajar las mallas del Olímpico Atahualpa parece acertada. Es políticamente bien vista, mediáticamente muy sonada y ha servido para que que se junten varios actores políticos, estrechen sus manos y nos hagan creer que la solución a nuestro fútbol ha llegado.

@sasty7

Pero detengámos a pensar un poco. Aparte de la campaña digital denominada no confundas pasión con violencia, de los discursos emotivos y de las esperanzas de que los hinchas respeten esa libertad que se les está otorgando, ¿qué más se está haciendo?

Si en la primera fecha sale una botella desde la general y le rompe la cabeza a un jugador, ¿la Policía está en capacidad de identificar al autor y detenerlo? u00a1No! Porque no se venden los boletos con número de cédula, porque las barras bravas son organizadas y nunca van a delatar a un compañero, porque las cámaras del Atahualpa no funcionan a la perfección, porque no hay los policías suficientes, porque -aunque les duela a muchos- nuestra Policía no está capacitada para montar operativos en eventos deportivos de riesgo.

¿Cuál es el trabajo que se ha hecho con las hinchadas? Prácticamente ninguno. Haber reunido a unos pocos barcelonistas y unos pocos emelecistas, haberse jurado amor y haberles permitido ingresar los bombos con tapas transparentes u00a1no es solución! Entre todas las hinchadas del país hay rencillas, amenazas, venganzas y facturas por cobrarse. La violencia no se acaba bajando las mallas.

Y aunque Luis Chiriboga aparezca hoy como el gran héroe, la verdad es que la Federación Ecuatoriana de Fútbol perdió el partido contra la violencia por 100 a cero. Tal ha sido su ineficiencia sobre este tema, que fue el Municipio de Quito el que tuvo que regular el ingreso de los hinchas al Atahualpa.

Y no solo eso, sino que los Ministerios del Deporte y del Interior tuvieron que meterse a darle haciendo el trabajo a Chiriboga, modificar un artículo en el reglamento de la FEF y ordenar que se retiren las mallas del principal estadio del país.

Quitar las mallas de los estadios debía ser el último paso de un largo proceso de pacificación en nuestro fútbol y no el primero. u00a1Que lindo será ver un partido desde las gradas sin sentirse enjaulado!, pero a la vez qué miedo que algún estúpido (que hay muchos), se meta a la cancha a golpear a alguien.

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