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Deportivo Quito sufre complicaciones a diario por sus problemas económicos.

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Deportivo Quito perdió el rumbo por completo

Santiago Guerrero Vinueza

Apóstol Santiago 

Cuando el Deportivo Quito logró el título de campeón en el 2008, nadie hubiese imaginado que la caída iba a ser tan rápida y tan estrepitosa. El precio por unas cuantas temporadas en lo más alto del fútbol nacional terminó siendo demasiado caro para el equipo de la Plaza del Teatro.

@sasty7

Atrás quedaron los momentos de gloria, los tres campeonatos en apenas cuatro temporadas, los 'símbolos' y los 'clásicos' con Liga... Lo único que hoy permanece en Carcelén es la necesidad. Esa necesidad de volver a ser un equipo importante, de volver a llenar un estadio, de volver a la Serie A.

¿Qué pasó en tan poco tiempo? El problema es que después de lograr el título tras 40 años de sequía, nadie se detuvo a fijar un nuevo objetivo. Desde enero del 2009 en adelante, el Deportivo Quito caminó sin rumbo cierto hasta llegar a lo que es hoy: un club al borde de la quiebra.

Durante los últimos siete años pasó de todo en Carcelén: se hicieron malos negocios, se contrataron jugadores demasiado caros, se despidieron entrenadores, se irrespetaron contratos, no se honraron deudas y se generó un déficit que ha llegado a ser inmanejable.

Deportivo Quito es una institución que no sabe adónde va y que no tiene metas. Es un club que tiene alteradas las prioridades. Hoy en día, cuando lo que se requiere es estabilidad dirigencial, ni siquiera tiene un presidente que responda ante tantas inquietudes de los hinchas.

Hasta hace poco, el tradicional equipo azulgrana pagaba hoteles cinco estrellas para disputar torneos internacionales, hoy cerca de 20 jugadores del primer plantel viven en el Complejo Ney Mancheno y no cobran ni un centavo desde que llegaron. Así de triste es la realidad.

Y lo más grave de todo es que ninguno de los que intentan hacerse cargo del club azulgrana tienen en mente algún proyecto sostenible. Es increíble como cada cierto tiempo aparecen mentes brillantes en la AKD para ofrecer la salvación. La crisis profunda del Quito lleva al menos tres años y hasta ahora nadie ha podido retomar el rumbo del club.

Deportivo Quito ha terminado en el abandono. De los que disfrutaron la época de éxito no queda casi nadie. El único patrimonio u2013literalmente- que hoy le queda a la AKD es su hinchada, esa de los dos corazones, la que siempre asistió a la Preferencia y pagó su entrada, la que se dio cuenta que los daños se hicieron casa adentro y no desde afuera.

Ojalá alguien responsable llegue a Carcelén y le muestre el camino a este equipo, el único camino que le queda: desaparecer para volver a empezar. Solo imaginarlo es doloroso, pero es más triste ver cómo los colores azul y grana están agonizando lentamente y de la peor manera posible: quedando en el olvido.

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